jueves, 27 de octubre de 2016

Mariposas

cuando se te adormece el alma,
las mariposas de tu estómago
duermen aletargadas en un sueño sin fin.
Te despierta un llamado a las dos a.m.
escuchas un lejano te quiero,
y tus mariposas no reaccionan,
pero tu cabeza comienza a girar,
mil vueltas en un minuto
y de tu boca no sale ni una palabra.
Te preguntas si estás preparada,
para volver a empezar,
ese te quiero fue tan vacío,
no te despierta ninguna emoción.
Serás tú que te quedaste vacía.
Será ella que a pesar de su belleza,
no logra provocar nada en ti.
Debes arriesgarte, y darte una oportunidad
o debes huir sabiendo que no es para ti.
Deberá revolotear alguna mariposa,
como señal de que te puedes enamorar
o despertarán con el tiempo
al llamado de la costumbre.
Quizás las mariposas no estén dormidas,
y hace mucho alzaron su vuelo
a un viaje del que no volverán.

Volverán las oscuras golondrinas...

Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales,
jugando llamarán;
pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha al contemplar;
aquellas que aprendieron nuestros nombres,
esas... ¡no volverán!
Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde, aun mas hermosas,
sus flores abrirán;
pero aquellas cuajadas de rocío,
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer, como lágrimas del día...
esas... ¡no volverán!
Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
 tu corazón, de su profundo sueño
tal vez despertará;
pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido... desengáñate,
¡así no te querrán!

Gustavo Adolfo Becquer


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